Un jardín de yeso y alabastro
La exposición "El Paraíso en la tierra" devuelve a la Aljafería las piezas guardadas en el Museo Arqueológico Nacional. Dos arcos de casi siete metros de altura, extraídos hace 141 años del palacio, son las piezas estelares de la muestra.
(Publicado en Heraldo de Aragón de 11 de junio de 2008)
MARIANO GARCÍA. Zaragoza
En los últimos años, la mayoría de las exposiciones de patrimonio histórico llegan acompañadas de la manida etiqueta de "recuperación del pasado", pero nunca hasta ahora ese eslogan se ha podido aplicar con mayor justicia. Cuando mañana los diputados aragoneses salgan del pleno y procedan a inaugurar la muestra "El Paraíso en la tierra", se podrá decir con toda propiedad que el palacio de la Aljafería por fin ha recuperado su pasado.
Las piezas centrales de la exposición son aquellas que hace ahora 141 años fueron extraídas de lo que entonces era un cuartel moribundo y de incierto futuro, para viajar a Madrid y exponerse al público en lugar de honor en el Museo Arqueológico Nacional. Nunca en ese tiempo se han movido de allí. Y es más: nadie pensaba que pudieran exhibirse en un futuro cercano en Zaragoza.
Dos de ellas son arcos mixtilíneos de 6,7 metros de alto por 5 de ancho y más de una tonelada de peso. Si ya de por sí es infrecuente mover piezas de estas características para una exposición temporal, su viaje a Zaragoza se convertía en algo poco menos que inverosímil teniendo en cuenta que se trata de piezas únicas, que están realizadas en un material tan delicado como el yeso y que se remontan nada menos que al siglo XI.
Un traslado de este tipo no se había realizado nunca en España para una exposición temporal -solo se ha hecho para rescatar piezas de la destrucción o la incertidumbre-, y en Europa las operaciones de estas características se cuentan con los dedos de una mano.
Las Cortes de Aragón, que con "El Paraíso en la tierra" festejan por todo lo alto sus 25 años de historia, han deseado prácticamente desde su instalación en la Aljafería celebrar una muestra con los bienes del palacio custodiados en el Arqueológico Nacional. Si ahora se ha conseguido, se debe a una especie de extraña conjunción astral: al cierre del museo madrileño por obras, a una hábil negociación -las conversaciones, que han durado meses, se han llevado directamente con el ministro de Cultura- y a la estela de rigor y profesionalidad que acompaña a la institución aragonesa en las iniciativas que emprende. Así se ha conseguido el traslado de los arcos, que no han venido a Zaragoza solos, puesto que les acompañan piezas de un menor tamaño pero no de menor importancia: en concreto, siete capiteles, uno de ellos cordobés, tallado en mármol, restos de inscripciones, yeserías, elementos decorativos…
En definitiva, todas las piezas que se guardaban en el Museo Arqueológico Nacional, incluida otra rareza: un rosetón mudéjar de la segunda mitad del siglo XIV, que se ha instalado donde estaba, en la antigua capilla de San Jorge del palacio medieval de los Reyes de Aragón.
Traslado con protección policial
Un equipo de 14 personas, en el que se incluyen un arquitecto, un ingeniero y varios restauradores, se ha ocupado del montaje de los arcos, que han sido trasladados desde Madrid en tráileres de 12 metros de longitud, tras guardar sus piezas en cajas diseñadas especialmente para el viaje, y custodiados con protección policial. Han sido limpiados, restaurados y montados con el mayor de los cuidados.
La exposición lleva por título "El Paraíso en la tierra: agua y jardines en el palacio taifa de la Aljafería", reúne piezas prestadas por el Arqueológico Nacional, el Museo de Zaragoza y el Ayuntamiento de la capital aragonesa, y tiene una particularidad más: se celebra durante la Expo, para añadir atractivo a la oferta cultural de la ciudad, pero va mucho más allá, porque no tiene fijada la fecha de la clausura.
El museo madrileño va a permanecer varios años cerrado para ser objeto de una profunda remodelación, que servirá además para renovar su discurso expositivo y revisar su colección. Durante ese tiempo, tres o cuatro años como mínimo, las piezas permanecerán en Aragón.
Convenio de depósito
La exposición ha sido comisariada por el historiador del arte Ricardo Centellas. El Museo de Zaragoza firmará con las Cortes un convenio de depósito por el que volverán al palacio las más de 300 piezas de la Aljafería que guarda en sus fondos.
Según aseguraba en febrero pasado a HERALDO su director, Miguel Beltrán, "un museo tiene que guardar únicamente aquellos fondos que no pueden estar en su emplazamiento original. La Aljafería es hoy un edificio modélico, en perfecto estado de conservación, y posee espacios museísticos bien acondicionados. No tiene mucho sentido que guardemos en el Museo de Zaragoza piezas que provienen del palacio. Y más si se tiene en cuenta que, por sí mismas, a nosotros no nos explican nada. Tenemos que recurrir a maquetas y fotografías del palacio para que el visitante se haga una idea de cómo quedarían en la Aljafería. Es mejor que estén allí. Los museos no somos aves de rapiña".
No todas las piezas del Museo de Zaragoza van a ser expuestas al público. La devolución comprende, entre otros objetos, una decena de capiteles, seis ménsulas y seis canetes, un friso decorativo de yeso y tres arcos. Se ha hecho una selección de las piezas más significativas y, en un dormitorio junto al Salón Dorado, que era el lugar más importante del palacio taifa, con varios de esos elementos se ha hecho una restitución que recrea el aspecto que originalmente tuvo el alero del edificio durante el siglo XI.
La aportación del Ayuntamiento de Zaragoza a la muestra es menor en número de piezas, aunque no está exenta de importantes novedades. Se exhiben al público, por ejemplo, dos fragmentos de una inscripción hallada en una tumba musulmana que se estudió durante las excavaciones del convento de San Agustín.
Otra pieza novedosa es un fragmento de porcelana china verde celadón, moldeada y esmaltada, perteneciente a la dinastía Song del Norte (960-1127), hallado durante las excavaciones en la Aljafería. Viene a demostrar que Zaragoza, aunque estaba lejos de la Ruta de la Seda, tenía el suficiente poderío económico como para que los comerciantes trajeran para vender a la taifa los más ricos bienes de Oriente.
Últimos toques
Un equipo de especialistas se afanaba esta semana en dar los últimos toques a la exposición, que estará abierta al público a partir del viernes. Para esta excepcional muestra se han recuperado, además, otras dependencias, y no solo el dormitorio anexo al Salón Dorado. Se abre de nuevo la Torre del Trovador y se renueva por completo la sala de arqueología, entre otras dependencias.
"El palacio de la Aljafería es único dentro del arte hispanomusulmán, al igual que lo es como palacio gótico de los Reyes Católicos -aseguran desde las Cortes-. Y eso es lo que ha pretendido subrayar esta exposición, que no está dedicada a los especialistas en arte sino a los ciudadanos del mundo. Con esta muestra, la Aljafería es más que nunca un jardín de yeso y alabastro".
No hay comentarios:
Publicar un comentario